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Protección social y sociedad: El Día Mundial del Alzheimer

Nuestras agendas, facebooks y twitters están intoxicados de “Días Mundiales”. Los hay del cambio climático, de la tierra, de la mujer, del trabajador y de quién sabe cuántos y variados -justos y no tan justos- motivos más. Sin embargo, el del 21 de Septiembre no se debería pasar por alto. Especialmente para los gobiernos. El pasado domingo se celebró el “Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer”, y su importancia tiene y tendrá múltiples dimensiones de análisis y mayores aproximaciones de cara a la agenda pública. 

Algunos datos duros para el análisis

Una de las ventajas que supuso el desarrollo, especialmente la combinación entre agua y saneamiento, más la investigación médica, fue la prolongación en la expectativa de vida de las personas. En los últimas cinco décadas se ganaron aproximadamente 30 años de longevidad. De esta manera, en nuestras sociedades apareció un nuevo “integrante” -por decirlo así- que es el adulto mayor. Siempre hubo personas mayores, pero nunca antes en la cantidad que hay en nuestros días. Uno de los efectos que trajo aparejado el crecimiento de este nuevo grupo de la población fue, por ejemplo, la aparición de nuevos problemas de salud. Uno de ellos es la enfermedad de Alzheimer, cuyo principal factor de riesgo es, por tanto, la edad: a mayor edad de la persona, mayor riesgo de padecerla.

Se calcula que en todo el mundo en 2010 había cerca de 35 millones de personas afectadas por esta enfermedad. Se estima que esta cantidad se duplicará en un período de tiempo de tan solo 20 años. Esto, en términos históricos o demográficos, es un abrir y cerrar de ojos. Según estudios de distintos países se calcula que cerca del 7% de la población padece de esta enfermedad, lo cual la ubica apenas unos dígitos por debajo de la mucho más famosa diabetes. La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por una serie de elementos como la mencionada alta prevalencia, el desconocimiento general y la falta de un tratamiento médico/farmacológico efectivo, el estigma y la exclusión social, entre otros. Pero hay dos que son determinantes: su carácter crónico y progresivo, cuya consecuencia es la dependencia de la persona.

Esta dependencia hace que el enfermo necesite de cuidadores, que en la realidad son cuidadoras, ya que en el 70 a 80% de los casos son mujeres quienes se encargan de atender sus necesidades básicas. Prácticamente todas ellas son prestadoras de una función que no solo no es remunerada, sino muchas veces no es reconocida por el resto de la sociedad. El carácter de cuidado de largo término de los pacientes con Alzheimer provoca, así, que los costos de la enfermedad recaigan mayoritariamente en la salud, la vida social, los aspectos legales y la propia salud del cuidador.

¿Por qué el Día Mundial del Alzheimer no debe ser pasado por alto en los gobiernos?

Nuestro país -Argentina- tiene una larga tradición en materia de protección social. La política de pensiones es uno de los ejemplos más citados, una medida que alcanza predominantemente al grupo de mayores necesidades de la sociedad. De esta forma, la protección social se transforma en vehículo de solidaridad y respeto del Estado por sus ciudadanos. Una protección social que agrupa, a grandes rasgos, a la seguridad social, la asistencia social y la regulación laboral. La seguridad social se aprecia en el beneficio de las pensiones. La asistencia social se ve reflejada, o debería, en una estructura como el PAMI. Mientras que la regulación laboral es hoy uno de los puntos de debate en muchos países del mundo en relación a la extensión o no de la vida laboral del trabajador, visto de otro modo, al retraso en la fecha de jubilación.

La evidencia empírica muestra que aquellas personas que se retiran del mercado laboral, formal o no, aceleran su deterioro cognitivo. También sabemos que las personas más educadas son las que más tarde deciden acogerse a la jubilación; y sabemos también que los trabajadores menos calificados encuentran en la jubilación una regularización de su ingreso económico. La protección social como política pública debería obligar a los tomadores de decisión a conocer esta información.

En la enfermedad de Alzheimer, vista desde la salud, el límite del médico asistencial suele ser el escritorio; del sanitarista su teoría. El Alzheimer los trasciende a ambos así como la política trasciende a las sociedades, sea nuestro país o nuestra región. El gran desafío de América Latina es su debilidad institucional, y el Alzheimer lo pone de manifiesto. Sólo tres países de la región: México, Cuba y Costa Rica, cuentan con una Estrategia Nacional para la Enfermedad de Alzheimer.

Una de las ventajas que nos brinda el conocimiento es la posibilidad de convertirlo en algo útil. Hoy, como está planteada la situación social en torno al Alzheimer, los únicos que podrán hacer frente a este problema serán la propia familia y el Estado. Esto no es poco. Por ello, este Día Mundial del Alzheimer excede el área salud. Hoy el Alzheimer es protección social, es gasto público y política pública. Es Gobierno, y por lo tanto, ¡es acción ya!

Publicado en Matasanos.org (Chile) – http://matasanos.org/2014/09/29/proteccion-social-y-sociedad-el-dia-mundial-del-alzheimer/

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